miércoles, 30 de mayo de 2012

Viaje



Cruzar avenidas
costeando
hasta llegar a un lugar sin importancia
en el día más claro y exuberante.

La vista, alineada cual bandera,
compone de colores en la vereda.
Ficus y jacarandas
son las márgenes de la carretera.

A ambos lados, aceras 
cargadas de gente que pulula.
A una hora en que la ciudad está viva 
y las tiendas palpitan.

Voy muy despacio 
para empaparme de la vida,
acallo la radio
y escucho el idioma nativo.

Palabras sueltas entran entrecortadas
por mi ventanilla bajada:
tarroa, oigo, y, sin haber visto a la mujer,
sé cierto dónde está, qué hace y por qué.

Me sobreviene una sensación tan clara
en la comprensión y el recuerdo
de sentirse como extranjero;
cuando todo es diferente, raro, nuevo,
cuando no entiendes los verbos,
los gestos, las miradas.

Tan fantástico veo el lugar que atravieso,
que comienzo a mirar con otros ojos
coloridos transeúntes:
distintos unos de otros:
gentes de cristal opaco,
jóvenes de largas cabelleras,
orondas señoras en floreadas prendas.

Hombres pasean sus periódicos
de cafés en esquinas y satúrnea tertulia. 
Cada uno habla, gesticula, 
en este idioma herencia de otras herencias.


Así, cumpliendo rituales
y acatando costumbres,
todos andan la avenida,
que, conforme avanza, tibia, se adereza
con más árboles y menos tiendas.


Y justo cuando se cruza un puente,
vertiginosa, una nueva avenida 
también plena de verde y violeta,
me despierta.


Súbito fogonea un limonero
que frena mi sentir de forastera
y recuerda que este perderme
-que me entretiene en un viaje 
fantasioso
y delicado y lento 
y alienado-
flotará hacia limones dulces
que duermen en mi mesa.


Videncia- Duy Huynh

miércoles, 23 de mayo de 2012

Arrepentirse es lo que todos hacen


No me acuerdo, ni recuerdo cómo te encontré, de qué pesadilla escapado te me topaste como un griego panza arriba que tantos siglos leyó en las estrellas el destino del Hombre y lo dijo todo una y mil veces.



Ni sé ni quiero saberlo cómo vives, qué haces en martes y jueves, cómo masticas, si sorbes la sopa. A mí qué. Si un relámpago beodo equivoca su rumbo y su ser y se convierte en rayo y te fulmina mientras seduces a la sirena en la orilla de alguna playa cotidiana y atestada. Alguna ninfa con cola de pez postiza: la mujer de tu vida.


Peor para el caprichoso de poseer a otro. Qué quiere. Moldear la noche y envasarla en palabras. Si juegas y te quemas y desapareces, siempre alguien te reemplaza. Tú serás siempre un tú, un ladrón, alguna quimera embustera, que emula los pasos perdidos del padre al que venera. 


Odiar la luz, la mañana, la luna dormida. 
Amar el olvido, la orilla, la musa.


El que sueña con marchar, ser Eneas, ser marino, náufrago, pirata. ¡Ese!
Destrozar la quilla contra el verso de la isla y ser somnoliento mientras duerme. 
Tantos hombres que ya fueron y nunca serán.


El brillo se apaga odiando, amando. Mancillando a la doncella para hacer que el mundo dé la enésima vuelta en torno al Sol. 
Si es una misión: navega, naufraga, sé Eneas. Pisa la flor, desvirga a la virgen y mata al ruiseñor para mañana huir otra vez.


Pensar suave, como estar vivo. 
Como saberse vivo. 
Como saberse vivo durante un tiempo indefinido. 
Saberse en este mundo por una larga temporada.


Si te haces viejo durante esos viajes que no has hecho, sabrás que la suavidad se disipa y un día aparece un quejido inaudible desde el centro del pecho que te avisa. Hola, ya acaba tu tiempo. Ve recogiendo. Lleva contigo, -te reto-, algo que hayas conseguido. Con nada de lo que has acaparado aquí te dejarán cruzar ese río. Y te arrastrará esa fuerza por más que te agarres y te quemes las uñas contra la tierra y hasta con los dientes te resistas. 
¿Pesadilla, dices? Tendrías que haber espabilado antes. Ni un paisaje retuviste, ni un sueño cumpliste, ni a una mujer de aquellas amaste. No, no hay prórrogas, aquí no hay revisiones, nada de esto se posterga. Ahora es ahora. Arrepentirse es lo que todos hacen.




domingo, 20 de mayo de 2012

Face of love


Face of love-Anita Kreituse
Un suspiro de esperanza
se adueña de mi pecho.
Yo no lo puedo controlar.
Va solo por sus fueros
recorriendo mi cuerpo,
entrando por mis sueños.

Se agranda, se agranda.
No sale de mí.
Se agranda.
Enorme.

Nadie lo nota
pero estoy llena de fe.
La savia andante de la calle
y esa promesa que vive en ti.

lunes, 14 de mayo de 2012

Hades



Hastiado, Hades se peina las llamas en el momento en que el latido del shofar se le impone. ¿Quién piensa que es ese que sopla el cuerno para convocarme a Mí? Pero es tiempo de Audiencia y el dios rico se sabe tan falto de libertad como un mortal. Su destino es acudir cuando suena el cuerno, y comparece en la Planicie como el esclavo de su suerte que es. Los asuntos del Inframundo le aburren, siempre se trata de lo mismo: juzgar a los difuntos que arriban a su reino; raramente, gente que quiere entrar; otros que son atrapados tratando de huir. La sesión es larga e infernal, una rémora de la eternidad. Qué fastidio.

Al fin, el turno llega a un joven muy hermoso que, precisamente por ello, logra la atención de todos; por primera vez en la anodina audición, reina el silencio. Curiosos los testigos, algo turbados los jueces, Hades en su sillón de ébano,... todos atienden al muchacho que habla consumido por el dolor, afligido, extraviado como si ya hubiese perdido su alma. La enésima criatura desesperada, que lo ofrece todo, que no pone límites, que gime amargamente: ¡Toma mi sombra, mi vida, mi ánima!

Hastiado, Hades se peina las llamas. Mira al desdichado loco que se piensa enamorado:
—Ánfora llena de lágrimas, ¿por qué me ibas a interesar? Tengo demasiadas almas, demasiadas lánguidas e insignificantes almas. 
Hades posa su mirada en la orilla estigia, lejana, casi percibe el olor nevado, el rumor suave. Cómo añora el gélido viento del invierno. Qué largo el verano, que ocupa el año entero. ¿Qué puede saber un imbécil de Amor? Desprecia el dolor del caprichoso mortal ingenuo que ya llora.
Serás una vasija vacía cuando derrames todas esas lágrimas. ¡Triste plañidera!, si tan solo conocieras un daño intolerable...

La sacerdotisa, que se había mantenido entre las columnas del atrio de fuego, interrumpe. Hades no puede nada contra Sibila, enviada por Zeus. La sacerdotisa en su toga de modesto lienzo blanco, siempre descubierto el seno izquierdo bajo el que late un corazón humano.
—Resígnate—, le dice. No siente simpatía hacia el muchacho pero se dirige a él con dulzura:
Debes saber que jamás se ha inventado algo tan imperfecto: ¡el amor dura tan poco! Esa felicidad intensa y dulce es efímera por naturaleza. Después, queda la nostalgia y la sensación de falta de aire, un leve ahogo, un daño en el pecho, a veces intolerable. Es lo que has de sentir, pues no estás muerto. ¿No era tu amor tan grande? Entonces, eso que sientes, esa añoranza, ese dolor por la ausencia de una atención que perdiste sin razón es proporcional a la plenitud del sentimiento.
»Ahora dime, ¿eres tú uno de esos enamorados trémulos, con miedo, con angustia, que han perdido la voluntad? Tu infelicidad se ha de tratar como un vicio cualquiera. No eres más que un ser débil que no tiene el valor de resguardarse para temblar hasta que el cuerpo se habitúe a la carencia de esa droga que bebiste para tu mal. Resígnate, te digo. Y deja de llorar.
»Debió de ser de un dulzor deslumbrante, embriagadora música, perfecta poesía. No lo dudo. Y ahora te tortura la sombra del recuerdo. No lo dudo. Te compadezco, mas piensa que sentiste felicidad. No tan solo un suave reflejo de alegría, un tenue calor en la espalda desnuda, la caricia de un sol invernal. No. Tú ardiste en la ventura y el goce. ¿Quién de los presentes ha tenido tanta fortuna? Debes considerar que perder es parte del juego al que jugaste.
»Has de simular: sé cabal: hasta que de fingirlo sea realidad. En tanto, toma pronto otra amante. Ora a los dioses, si te consuela, y bebe vino fuerte en la noche; haz de tu pena un secreto, si en verdad eres un hombre. Márchate, hermoso joven, vuelve arriba pues lo invisible aún no requiere tu alma.


Hades suspira: "Está bien por hoy". Se levanta y se dirige distraído en sus pensamientos al Palacio. El joven se demora aún un tiempo. La Sibila se acerca y le susurra: "La próxima vez acude a Tánatos"; da media vuelta y se aleja.



Sacerdotisa de Delfos-John Collier


lunes, 7 de mayo de 2012

Danzantes ruinas flotando en el aire

Todo pasa al mismo tiempo 
en el ágora de la ciudad antigua. 
Todas las amenazas y las caricias, 
ocultas en las escalas de la plaza:
las danzantes ruinas, flotando en el aire.


Lo que perturba al sacerdote
no es el crepúsculo de sus dioses: 
desaparición de los rostros jóvenes.


La destrucción de manuscritos:
incineración del cuerpo sabio. 
En un infierno.


Un funcionario anota un número.
Flama natural mas no humana.
Prefiero arder mil veces
a una tan solo ser quemada.


El hombre no escucha,
se atiene a sus ideas.
No trasciende a los recuerdos
de su propia muerte.
Vive en un mundo de ideas.


         A la medida del hombre solo su féretro
El cisne canturrea
        Precioso día para ser ave de fuego.


Un inmenso abismo se abre ante la palabra muerte
y, sin embargo, un íntimo sentido nos roza
en el instante del olor a sangre
que rezuma serenidad y consuelo.


El misterio se desvela.
Hay una mujer desnuda.
Está de espaldas
no podemos verla.
Nos despedimos de las ideas.
Ideas grabadas a fuego.
Ideas que huelen a humo.

Hacia lo oscuro, en lo profundo,
en la cueva donde habitan 
las respuestas... 


Mi esposa desnuda (1945) - Dalí

jueves, 3 de mayo de 2012

Razones de peso


-¡Ja! Ya no volverá a embestir el barco.

-Y yo te digo que sí.

-Que no.

-Que sí.

-Pero ¿qué te hace pensar eso?, ¿no viste cómo se fue con el arpón colgando y cara de miedo?

-No era cara de miedo, Ahab, era decepción, frustración y alteridad.

-Pero ¿qué dices, Ismael? ¿Ya estás ebrio?

-No, no pruebo el ron antes de las 1o. Está claro que se ha retirado a pensar con mucho cuidado cómo vengarse. Y teniendo en cuenta que es una especie protegida, pues es normal la sorpresa. ¡A ver!

-Estoy a esto de darte un puntapié. ¿En qué diantres te basas, maldito marinero de agua dulce ulceroso?

-Es pura lógica. Es una hembra. Va a vengarse a base de bien y conste que le doy la razón.
(Ismael mira a ambos lados como si esperase una ovación del Partido Cachalote Feminista)








martes, 1 de mayo de 2012

Alas rojas


La lluvia recogida en el moño de tu copa,
como las lágrimas del águila de fuego
            que necesito.

Busco en vano el huevo preñado con secretos
mas encuentro
dioses que se transforman en seres insaciables
—escollos insalvables—,
hediondos dedos lampiños de curas
degenerados,
cientos de héroes acobardados
ateridos de realidad.

No hubo hallazgo valioso en este viaje
y vengo ahora a morir en el hogar.

Aquí estás tú.
Tú, que destilas la gloria,
que guardas en ti los seis cuerpos celestes
y todos los acentos y todos los continentes.


Vuelvo entonces a brindar con tu cabello
            que es como el viento.
Y bebo de tus palabras que son la única magia
            que reconozco.

Me olvido de lo trascendente en tus caricias,
Tótem esculpido en jade que me asimila,
deseo solo arder y ser ceniza.