martes, 22 de marzo de 2016

The clockwise witness

Tracy mandó un recibo y después bloqueó la cuenta. Quizás fueron varios recibos, después de todo. Hay cosas que no se pueden oír sin ser vistas. Y palabras que no sirven si quien las dice no está ahí delante, mirando, dejando que leas sus labios. A veces, Tracy debía salir a dar una vuelta o a comprar algo o a trabajar o quizás al colegio a recoger a sus hijos o quién sabe a qué. Y yo lo pensaba, o lo pienso ahora, que es igual. Todo lo que dijese en esos momentos no servía de nada. Así es que la gente se va perdiendo y empieza a desaparecer para unos y quizás reaparece en algún otro lugar. Yo supongo que ella está ahora delante, mirando a alguien. Porque lo que es aquí no está. Y podría llamarse de otro modo, estar más gorda, haberse teñido el pelo, haber tenido gemelos, llevar hábito de monja, gafas de pasta, estar guapa, ser contable, la mami de algún viejo, con tetas enormes, un nombre nuevo, salir por la tele, vivir en una isla o haberse muerto. Es igual. Ayer mismo desapareció. Yo que no miro a los lados encontré un sustituto de mí mismo que se apela "I hate myself.. :/" Cualquiera que viese el unplugged de Sylvana lo habría sabido. El moreno tatuado con el glifo náhualt, guitarra coloreada en verde blanco y rojo mostrando orgulloso su blanca dentadura. El esfuerzo del otro por no beber, el club de los poetas que celebramos hoy, mil modos de desear morir. oh, Ihatemyself..:/, cuánto me gustaría hacer un curso de inmersión, aprender tu lengua, ir donde sea que estés, plantarme ante tu puerta astillada de madera, golpear con los rechonchos nudillos, esperar 15 minutos a que abrieses y ayudarte con los arreglos de tu obra póstuma. Ir allí, darte la razón, hacerte cumplir, ayudarte a darle sentido a mi vida. Pequeñas pedanterías no podrían ser suficiente, digo, no deberían ser suficiente para olvidarte, Tracy. Pero es que no estoy segura de que seas real.