miércoles, 21 de agosto de 2024

Hidrolatasión

 Ayer conseguí no dar mi teléfono a nadie. Un pequeño paso... En fin. Después, no solo me alegré,  sino que  sentí un alivio enorme al saber que todos los allí congregados, a pesar de tener unas dentaduras excelentes,  eran expresidiarios.  Por injusticias, descuidillos, por poco tiempo, porque los pillaron. Hoy a las 4 y 45 p.m., desayunando café con café, me doy cuenta de que los expertos no saben una mierda. Los meteorólogos no dan una, en Toledo han tocado fondo, La Ser es la Ser y quienes vienen no son bienvenidos. Un lío paraolímpico, la verdad. Basta con no entrar en Twitter o como coño diga el friki ese que se llama Twitter ahora y todo desaparece. Como yo ayer, tras conocer los antecedentes penales de la peña. Y es que es difícil encontrar sitios que no cierren a una hora que en verano parece que es broma. Y es que paso muchísimo de ir a cualquier sitio donde no pueda llegar caminando. Perímetro casa un par de kilómetros. O asín. Y todos en la feria de ida o de vuelta. Con un tufillo a Cartojal horripilante, sudados, alegre(s) ma non troppo. Y es que si no vas a tener suerte, te pasa lo mismo aquí que allí, a las 2 que a las 6, solo o con leche. Y aun así, deberían dejar los bares abiertos para evitar el excesivo consumo de antidepresivos. Aceptamos cartelitos con enfermeras mandando a callar en las puertas, convenimos en no hablar y menos reír en la calle haciendo eses de vuelta, solo fumaremos por solidaridad con los trabajadores de las tabacaleras pagando un dineral por un cáncer que no llega, o de gorra. Hay un problema. El Atlántico iba a calentarse más y más y, de pronto, se ha puesto a enfriarse. Los, de nuevo, expertos están desconcertados. Valga la paradoja. La no futura presidenta de EEUU no dice nada de nada de nada. El otro ya sabemos que está defectuoso. Aquí el que habla, la caga salvajemente y, si no, los comentaristas anónimos, voz del pueblo,  hacen por darle la vuelta a la cosa hasta que las úlceras de masoquistas revientan y los ves en urgencias vomitando sangre de 5 a 10 horas, rodeado de otros moribundos, incluido el médico de turno que, para qué vamos a engañarnos, va dopado y está (lit) hasta los cojones. Uno precisamente de los que no tienen mi teléfono acabó en la trena por algo así. Pero no es médico, noble atenuante en caso de que se cargue a alguien. Es bueno ser médico, no tanto doctor. Yo misma aquí donde me veis y ya veis. Bueno, voy a mejor, ayer no di mi teléfono a nadie, cambié de tema (con remas) y desaparecí antes de decir "qué se debe?". 2 segundos cronometrados. Me hidrolatro. 

1 comentario:

Sabediosquién dijo...

Deshidrolatasión

-Guau guau.
-Guau guau x2 en mi menor. Es tarde, nos estamos cagando.
-Ssssshhh. Abran la puerta y salgan al patio.
-Cerraste con llave por dentro. Levanta.
-Primero trae café, me duele la cabeza a morir.
-Somos animales de servicio, dogtores, no, chachas. Si te gusta el durazno, bancate la pelusa, broh.
-Si lo llego a saber no me dejo los cuartos en el adiestrador.
-Miau miau.
-¿y este quién es?
-Extranjero muy currante, apareció ayer y trajo rata para la cena. Se queda. Por cierto, llamó la policía otra vez. Guau guau.
-¡Mierda! ¿Qué querían?
-Dicen que les robaron la moto a unos investigadores de la Sorbona. El grupo SENE-CI quería estudiar los efectos del alcohol y los antidepresivos en adolescentes, nada más deprimente y etílico que la Costa del Sol en feria, así que, en esas estaban cuando se cruzaron con ustedes.
-¡Ah, coño! Por eso no entendía nada de lo que balbuceaba el colega de la gorra. El otro hablaba malagueño perfe.
-Sí, ya… los franceses pueden ser odiosos a las 5.30 de la luna. Llamó ella también, va denunciar al gabacho por abuso de menores y quiere que declares.
-¡Pero qué menor, si tiene cuarenta tacos! (licencia literaria).
-Ya… dice que eso no lo sabía el pesado ese que le pedía el teléfono todo el rato, que tal como llevaba la cara de espinillas, ese cuerpito de pecado y las rondas de Malibú con piña, nadie le daba más de dieciséis años. Acoso total.
-Je je, sí, es cierto que coló, menudas risas.
-Los franceses solo quieren la moto, era de alquiler y pasan de movidas. Las copas que dejasteis sin pagar y el daño moral, ya tal.
-Doce llamadas perdidas... Hoy hablo yo con ella y lo arreglo, se llevó las llaves en el bolso. Estuvo toda la noche comiéndome la oreja con que los tipos eran unos delincuentes y que no sé qué y je ne sais quoi, pero no paraba de mangarles tabaco. Suerte que salimos pitando.
-Mmmm, error, se dejó el DNI en el baño del sitio ese, estáis jodidos.
-Puta madre. Por lo menos no le dio el número de teléfono.
-Sí, bueno… Es tarde. Me cagué en la alfombra. Limpia. Guau guau.