domingo, 14 de julio de 2024

Independentismo dominical

 Figuras de fronteras borrosas, representantes de lo confuso parlamentando de horrores lejanos han acabado conmigo. Cuestiones de perspectiva,  dicen al cabo. En lo inmediato, lo cercano, lo cotidiano y familiar hay brotes astigmáticos, miopía o presbicia en distintos grados. Nunca, ¿nunca?, los tres a la vez. Digan lo que digan, no hablamos el mismo idioma. Y quizás, un silencio incómodo sería la mayor comodidad. Por eso los auriculares y las ininteligibles abreviaturas, vacías por completo de sentido para ambas partes. Se me olvidó acabar con el tono y el signo de interrogación. Esa rotonda incompleta, como de haberse comido el presupuesto algún responsable de la subcontrata para Resolución y Dudas del Ministerio de Obras públicas, Lenguaje, Ahorro y Familia. Y hablando de fronteras, ya cerré mi puerta, y apagué el móvil, reventé la tele y enmudecí radios y familiares. Esto es un templo soberano de seguridad física y mental. Donde los misterios de la infinita masa de microscópicas heces verbales y visuales no penetrarán. Esta no es una frontera dudosa, discutible como la historia, como las noticias, como vuestras verdades-mentira. No. Hice acopio de papel higiénico, que no soy nueva. Esa puerta verde es el límite donde se queda todo el material tóxico, de posturas y revisiones. Donde te quedas tú y tus razones y tu lógica aplastante y tus puntos suspensivos, recogida de firmas, a favor o en contra, tus cuentas y estadísticas, tus consejos y órdenes y contraórdenes, tu odio esto y amo esto otro. Tu conmigo o contra mí. Yo también soy la que calla y no para de hablar y debería callarse y es maravillosa conversadora. Pero no me puedo dejar fuera. Moriría de sol, de pasodobles, de reguetón, de polémica, y de ti, que eres todos. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sabes cómo te entiendo,
No te voy a entender.
Y como envidio tu templo