lunes, 13 de octubre de 2014

"Dormiría mucho mejor si fusilasen a la mujer que hizo una parodia sobre mí", ministra ucraniana dixit, (creo...)

Abdul sobrevivió a la tormenta. Cosas que pasan. Llegó a la costa sobre una pila cadáveres entre los que asomaba parte de la cara de su hermana. Quién sabría si su sobrino estaría ahí dentro aún con vida. La meta de Abdul era llegar a un país donde poder hacerse una operación de cambio de sexo. Era una persona sencilla que sabía bien lo que quería: tenía una meta. Vivía, como por decir, en una misión trascendental y, quizás, fue por lo que Alá (aquí Dios) le salvó la vida. A los demás no debió notarles esa convicción, ese afán, esa necesidad. No habría nadie más en esa patera que no dudase y seguramente todos tenían algo así como un plan B.

La cuestión es que en aquel preciso instante a cientos de kilómetros al norte de donde a la hermana de Abdul le caminaba la cara un cangrejo ermitaño, una presidenta de una comunidad autónoma se hacía lipoescultura en horas de despacho. Junto a ella, la esposa de un exministro, actual consejero de una importante entidad bancaria, se sometía a criolipólisis, mientras las empleadas del "centro médico" les servían solícitas unos tés con propiedades relajantes, dietéticas, rejuvenecedoras y mágicas. Casualmente hablaban de los inmigrantes ilegales y las posibilidades de contagio de enfermedades raras e incurables y la incapacidad de los progres de ver más allá de sus narices (opinión de la una) y/o la falta de cojones que han tenido siempre esos rojos (opinión de la otra).

Más al norte, en una playa bien distinta, un pescador pisaba un pegajoso trozo de alquitrán, que algunos llaman chapapote, del que, según las noticias, ya no había más restos desde hacía cinco años. "Las costas más limpias de Europa" habían dicho en los telediarios de todas las cadenas con inusitada e idéntica parafernalia verbal, como si leyesen todos el mismo comunicado. La cincuentona de La 1, con sus cosas ya en una caja de cartón. La rubia de Tele5, que se parece a la que había antes, pero no, es otra. El calvito de Cuatro que antes, creo, estaba en Canal+ y parecía simpático. La joven de los ojazos y voz potente de la Sexta que parece que te va a dar un cate... Después de maldecir en su lengua originaria todo lo que pudo, masculló el honrado pescador algo significativamente relevante por ser reflejo del bondadoso espíritu patrio en general: "bueno, ¡qué vamos a hacer! Por lo menos por aquí no nos entran los moros esos, que eso sí que es un problema y no esto, que sale con aceite". Y es verdad, un poco de aceite en un algodón y el alquitrán sale sin problema.

Increíblemente (por la coincidencia, digo), al mismo tiempo, en Ucrania, donde no se sabe qué problema no tienen, la ministra de cultura de Lugansk pide que fusilen a la directora y guionista de un corto de animación para adultos donde parodia todo lo parodiable, que no es poco. Queda fuera de la cuestión que, desde que tienen esos problemillas con sus vecinos rusos (los de dentro y los de fuera), ha menguado (mediáticamente, al menos) el otro problema, el de la inmigración ilegal de tránsito, aunque, para ser sinceros y puestos a decir lo que nos salga de las verduras, para mí que a río revuelto... y que si los desesperados de acá y de allá se cruzan el mar en una balsa, de qué no van a atravesar un país en guerra (fría, caliente o templada), con cada cual a lo suyo y sin tener cabeza para un meritito problema más. Y encima con los USA preparando en Turquía la enésima carnavalada...


domingo, 4 de mayo de 2014

keine lust

Estamos jodidos. Del todo. Jodidos. Es, en verdad, y de verdad, una forma muy vulgar de expresar el pensamiento común de todo cristo que, por aquí, cree, y con razón, que hemos llegado al fin y al final de una etapa de mierda y que esto no solo no tiene vuelta atrás sino que, también y además, no tiene remedio en un futuro que siempre fue una aspiración y una esperanza para mejor, o para igual.  
Lo sé porque he consultado a las estrellas y a los dioses y a los santos y a mi tía abuela Samanta que lleva muerta sesenta años y aún me habla. Y todos, toditos, me han dicho que deje ya de preguntar.
La cosa empezó, como todo empieza, con una racha bestial de mala suerte en la que absolutamente cada cosa que decía o hacía se revenía en mi contra para mal, indefectible y totalmente, para mal.
Cojo el coche, me doy una hostia, me ponen una multa, dos, tres, cuatro,...; otra piña, ¿para qué más?  Doy gloria bendita a mis invitados y todos vomitan en mis alfombras, en mis colchas, encima de mí, ¿para qué más? Los dioses han hablado. ¿Floki? Ah, no... En realidad, los tíos llevan hablando desde que existe memoria en la humanidad; otra cosa no, pero hablar, hablan y, en serio, hablan siempre para mal. Igual son varios o son uno, mas por más que ruegue, me acojone y me haga de ellos, todo me sale fatal.
Una vez, en propósito de enmienda, dejo de beber y de fumar y de ir con mujeres malas (de esas que cobran y tal) y decido decir siempre la simple verdad. Vaya desastre eso de decir la verdad. No lo hagan jamás. Al menos pasados los 30, con un trabajo, vecinos, siendo del AMPA y con familia mayor aún viva. 
Nadie quiere la verdad. Te quieren mona, sonriente, enfermita, solidaria, casadita (o casta), mas nada de verdades y menos dichas con la boca de una persona de carne y hueso y experiencias que hacen que una de cada tres palabras sean un hueso duro de tragar. Todo quisque sabe y lo sabe bien sabido. Pero no quiere que nadie se lo recuerde o se lo diga. Estamos jodidos y bien jodidos. 
Hermanas, guarden el secreto y pónganse cremita, porque la cosa no va de LUJURIA, va de mentir y va de mentir bien y estar muy guapas, además.


domingo, 27 de abril de 2014

Cambios en la decoración del país de los cuerdos

Nos hallamos sumidos inconscientemente en una invisible red de ondas de pensamiento ajeno. Circundados por un atronador ruido mudo que llena una dimensión probable y nos traspasa, nos envuelve y nos abarca, sin que lo sepamos. Es, para que se entienda, como cuando estás en un atasco, rodeado de otros que se sientan tras un volante, pensando. Y entonces lo notas. Notas algo. Y, rápidamente, lo descartas porque nadie nunca en ningún lugar te ha autorizado. Pero lo has sentido: Todos esos murmullos inteligibles, rozando los tuyos, mezclándose e interfiriendo; volviendo posible una dimensión exclusivamente intelectual y caótica. Y un día, un día de diario, una revista científica de prestigio, de publicación periódica, artículos en varios idiomas y revisión por pares, confirma lo que Cooper, con relación a las ondas electromagnéticas, una vez medio-dijo en la Scientific American Magazine.
Multitud de voluntarios en el Monasterio de la lobotomía con frascos anestésicos y billeteras en las manos. Inventores de cascos aislantes. Místicas transcriptoras, coleccionistas de ideas como telegramas al azar. Citas y más citas sin contexto ni autoría. Un mundo de aforismos, de greguerías, de haikús, comentarios crípticos, frases hechas, fragmentos de jingles. Palabras sueltas flotando en una especie de espacio imaginario que ya no es imaginario porque ha sido autorizado por algún magazine



Dmitry Ligay

...porque siempre me pasa lo mismo

En primavera siempre escribías bien. Cada año. Después, o antes, escribías con las mismas faltas, mas sin pizca de inspiración. Las mismas bromas, las mismas quejas, los mismos polvos..., pero sin gracia. Y, de nuevo, abril. Se ve que allí llueve en abril o la fruta madura en abril o ponen 3x2 en tequila, en abril. Algo que hace que valga la pena cruzar un trecho para ir a verte y pasar unas páginas, mientras tú despachas a tus visitas y caldeas el ambiente con bromas educadas y la voz suavita del que parece no entender que estos de aquí al lado también te leen. 




jueves, 9 de enero de 2014

Navidad en Tony2 (VI)

―¡Ajá!, dije, jodidísimo.
―¡Te dije que cerrásemos con llave!―, añadió el maléfico puritano.
―Michel, hombre, no seas borde, es un compañero y puede disfrutar de nuestros cigarros y nuestra charla...

Allí estaban los malditos. En una sala divina, diáfana y bien decorada. Un salón de estar con varios sofás floridos de relajantes rosas y beiges y una barra americana con bancas altas que dividían la estancia de la enorme y mejor equipada cocina Plankblaunt. Ellos, sentados en torno a la cocina vitrocerámica con el extractor encendido para absorber el humo de los Habanos, deferencia seguramente de los falsísimos cubanos, se regodeaban en su fumar y charlar y confabularse contra mí mismo. Entre ambos, sobre la vitro, un ingenioso cenicero de Jabba the hutt, ancho, asideros y con tapa. ¡16! Los americanos habían estado aquí, al menos 16 veces! Cuestión interesante que podría ocupar mi mente, ¡si no, estuviese tan ofendido! ¡Oh, Dios! ¡Cuántos misterios te guardas en la manga y qué pequeño me siento y qué ganas de reventar a Michel y escupir a Yuri! ¡Oh!



martes, 7 de enero de 2014

Navidad en Tony2 (V)

Un apretón bestial... Dos apretones, ¡tres! Parto raudo a la Stuxnet. Nadie sabe lo duro que es ser astronauta. Maldito salmón. Jodidos suecos. Mala es el hambre...

Pasadas un par de horas de dificultades intestinales, floto ante la réplica de la Capilla Sixtina y caigo en la cuenta. Ya sé dónde está Yuri. Ya me salen las cuentas. ¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea! Me aproximo lo más velozmente que puedo a la base estelar y paso una estancia tras otra, hasta llegar a la #1, el compartimiento de gravedad artificial, la sala de Michel. Tras la descompresión de rigor, me saco el casco, las perneras, los guantes y el tronco, para acceder sin molestias ni estorbos... Y ¡ahí están! Como lo había sospechado. La gran cocina americana, la barra, los taburetes altos, el humo y el olor...
La traición y el deshonor me dejan paralizado.




jueves, 2 de enero de 2014

Navidad en Tony2 (IV)


       Después del salmón, me debatía entre las muñecas taiwanesas y el vodka. Con las manos sobre ambas cosas, me sorprende con sus chillidos el negro pájaro de mal agüero: Michel.
―¡Ladrón! No hay vicio que no tengas...
Esto estaba aquí abandonado, desperdiciado. No lo querías, era solo la acumulación propia de tu extirpe corrupta. ¿Y dónde has metido el satélite?
―¿Es que ahora no respetáis la propiedad privada? ¿Habéis vuelto al comunismo? 
...
¿Qué satélite? Ya estás totalmente ebrio...
―No he abierto ni una botella, Mikhail, puerco mormón, secuestrador lleno de ira. Solo he tocado el salmón porque me moría de hambre al ser tú el peor anfitrión de la Historia y el más rácano de los luterianos.
―¡No soy mormón! Y tú, lujurioso, perezoso y ladrón, saca tus manos de mi propiedad y no me llames así. Hace mucho que no somos parte de vuestra URSS y bien que os dio igual entonces.

           Las razones no valen nada contra la soberbia, así que no hay discusión posible. Aprovecho que no está Yuri por aquí para no frenarme, y me lanzo a su cuello. Para estar tan delgado, devuelve con fiereza y fuerza los golpes. Sonrío. Poco me gusta más que una pelea. A él, no. Sonrío. Dos directos al gaznate, en el centro, justo donde sobresale esa nuez de pajarraco sin carne. Miro con satisfacción cómo se asfixia. 

―¿Dónde está Yuri?
―¿Quién demonios es Yuri?

          Me desmayo.

          Despierto y no sé cuánto tiempo he estado sin conocimiento. No ha habido pelea y sí que había abierto el vodka. Es imposible una pelea así en gravedad cero; y es imposible asestar dos golpes en el cuello de Michel (ni en el de nadie) con los trajes puestos.
          Me voy, dando tumbos antigravitacionales, a buscar a Yuri... Qué significan los sueños.


Motor antigravítico en una nave (Pedro Gómez-Esteban).