Olvidadas por viejas, dadas por sentado, hartas de estar quietas y tranquilas por no saber nada. Siglos de espera, milenios de habitar un espacio. Recogidas en su hueco, expuestas, afrontando el tórrido viento, mojadas y vueltas a secar. Indolentes, como falsas pruebas del paso del tiempo. Recordando el lecho marino y la pisada de animales extintos. Viajes estelares. Testigos inmortales de cosas que no entienden. Ajenas a la urgencia de los vivos.
Probablemente inútiles (¿son útiles las lápidas, los imperios, las ofrendas, los poemas?, ¿es útil un presente sostenido y silente?).
Alguien dirá que tienen caducidad, que se convertirán, ellas también, en polvo. Pero ¿no es eso lo que son ya?
1 comentario:
Me gusta eso de ser "dado por sentado", preferiría ser dado por acostado, dormido y soñando, pero dado por sentado también está bien.
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