sábado, 13 de febrero de 2021

Lili y los hombres del tiempo

 Estamos a unos 27º y tengo frío. Pobres polacos. Yo creo que tengo frío por mí y no por el clima, pero quién sabe nada de nada a estas alturas, ¿verdad? La cosa es que como es viernes y no puedo estar más sola y en mi dormitorio hay un mosquito gigante haciéndoselo con unos pingüinos, solo me queda escribir. Y mira que no quiero, que lo aborrezco, que es peor que una colitis y un curetaje o un herpes vaginal sin tratar. Pero sí. Me queda escribir. Para nada. Para nadie. Escribir para no seguir bebiendo, para no pensar en la felicidad ajena y odiarla, para ser medio normal, si es que alguien que escribe por pura necesidad y para aliviar su angustia es normal. Más locos que los más necesitados están los que escriben por necesidad. Y no hay cura. Bueno sí. Morirse un poco o del todo. Claro. Eso es la cura para todo mal. Pero no es el caso. Ya dije alguna vez, por loca que esté, que nadie se quiere morir y no seré yo la excepción. Si incluso la esposa maltrecha con la autoestima por los suelos o el monstruo malvado (e hipersensible) y por todos despreciado, o el desmembrado repatriado de una guerra que nunca sucedió,... Ni nadie, ni casi nadie, -por espantoso, infeliz, humillado-, llegado el momento, se querría morir, joder. A ver, yo, que solo tengo frío, que solo estoy aburrida y harta, que solo siento que escribiendo me siento un fracaso, un desastre y una macarra. Una mentira. Un ridículo intento de algo que me la sopla, pero me da rabia. Y pensándolo, sabiendo que estoy en familia por decir algo, es algo liberador, estúpido, -aunque liberador- e inofensivo escribir porque sí, porque no tengo nada que decir, porque hay mil personajes insulsos flotando por la literatura universal y algunos tuvieron los cojones de hacerlos vivir (y por siempre) para mal de generaciones de pacientes lectores que hubieron y han de joderse leyendo sus insulsas desventuras. Si felices, mal; si infelices, penoso; si secundarios, peor. Pues igual yo. Y os jodéis por leer, por llegar hasta aquí, por interesaros en mi minúscula e inútil existencia. Os jodéis por cotillas, por voyeurs, por fans. Odio tener frío. Me recuerda los peores momentos de mi existencia cuando deseaba morir de hambre o de tisis o que alguien me acuchillase en una esquina, lo que fuera que me quitase el frío y la soledad y el miedo. Y lo peor es que hoy aquí a 27º sigo deseando lo mismo.

PD: A pesar de que soy muy infeliz, me encanta cuando soy punk. 

PD2: Estos insultos, si es que he insultado que no estoy segura, van con todos menos contigo, Riforfo, amor.

4 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

Felicidades, amor. Esto es por el catorce de febrero. Por lo demás ser insultado por ti es el mayor de los halagos. Es que uno existe. Porque solo hay una forma de existencia. todo lo demás es ... lo que sea. ¡Qué humillante queda esto! No tengo dignidad. Voy a beberme otra copita.

Anónimo dijo...

Ahora que ya no tienes frío, que tienes un medio psicólogo o zahorí que te da calor y te quita el aburrimiento, ya no escribes.
Los que seguimos solos, aburridos, sin querer matarnos pero sin querer seguir vivos de esta forma, te echamos de menos.

Pilar dijo...

Vale, vale. Tu masoquismo es inspirador y tu nostalgia como droga buena. Prometo poner algunas letras que hagan que todo quisque se sienta un gran escritor o, al menos, algo mejor consigo mismo.

Anónimo dijo...

Gracias.