sábado, 25 de septiembre de 2021

Dos tazas

Mientras yo me quejo y me duelo por cosas no tan tontas, pero igual algo egoístas, todo el mundo anda durmiendo la siesta, aprovechando sobremesas, haciendo el amor. Otros, en la playa, erre que erre; otros, leyendo para el lunes ser los mejores; otros, siendo buenos hijos, buenos padres, buenos nietos. Pues bien, yo repaso las guías docentes, repaso apuntes, acaricio mi Quijote y apuro el sábado silente y sola frente a la pantalla de un ordenador que debo al Área de Lengua Española de la UMA (gracias, Paco). Me siento como cuando era chica y no podía esperar a que empezara el curso, olisqueando los libros e inquieta, aburrida, culpable por aburrirme, rara, oyendo a lo lejos a Pepito Grillo AKA mi madre, que me regaña por no “divertirme”. 40 años después, lo mismo. Sin mi madre aquí al lado, por suerte o por desgracia, aunque su voz atronadora y sabia me exigía aprovechar la vida y dejar los libros, y aquí sigue. Me refugio en esos recuerdos para no lamentar ser tan previsible, tan adicta al juego de aprender, a los manuscritos, al olor del papel viejo (que, en realidad, es polvo entre las páginas), a la silla, al boli y al lápiz, al papel pautado. Añoro cada minuto del porvenir cercano y es que aún es sábado y, soy humana, voy a ver a amigos después y olvidarme de mí y centrarme en las cosas que me tienen que decir, pero, aún así, añoro el lunes. Un lunes nuevo. Siempre un primer día del año para mí. Mi Año Nuevo. Hoy estamos así como en la Noche Vieja, así que en un rato, me pongo de gala y me saco unas uvas, aunque nadie entienda nada en el restaurante donde vamos a hablar y hablar de cosas de ellos, que las mías son estas y ya las he hablado.

2 comentarios:

Nadie, aunque a veces casi nadie...(esto es soberbia). dijo...

Siempre me parecieron unos monstruos las gentes que adoran sus oficios. Hay monstruos muy bellos que le hacen dudar a uno si a lo mejor no se está perdiendo algo. En realidad pocas certezas como esa tengo, así que de dudas nadas. Me lo he perdido todo. Esto también. No me quejo. La mayor parte del tiempo ha sido de manera voluntaria. Nunca creí que valiera demasiado la pena. Alguna vez me levanté y fui y valió la pena. Pero al parecer no saqué conclusiones, aprendí poco. cosas de la pereza.

Pilar dijo...

A ti te va sobrando con saber disfrutar la vida, R. Los demás nos conformamos con nuestro entusiasmo de montaña rusa y con ese Norte que son las clases. No te sientas raro, es que eres raro y precioso.
PD. Hay zapateros remendones más felices que ricos herederos, esto va en el carácter y en valorar lo mínimo más que lo universal. Cosas de ser uno y no otro. La próxima reencarnación, veremos...