jueves, 30 de diciembre de 2021

A la vuelta de la esquina

Como no me gusta nadita madrugar, pero me encanta ver amanecer, suelo pasar las noches en vela, mirando a ambos lados: al que suele y al que deseo, por ver el sol salir. Llámenlo trasnochar, si quieren. Es un modo de espera como otro cualquiera. La noche, aunque pueda parecer lo contrario, es corta y templada y te envuelve con humo y espuma y abrazos y risas o llantos pasajeros. Hay estatuas y soledad y felicidad que duele y, como todo, pasa rápido. Y el sol sale por el lugar de siempre, aunque yo no pierdo la esperanza de que un día de estos aparezca por la montaña de poniente y lo veamos solo los que miramos al cielo mientras los demás duermen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Así termina "Amanece, que no es poco", con el sol saliendo por donde no debía. Un sindiós.

Anónimo dijo...

Puede que el sol ya no salga por el Este mañana, ni por ningún otro punto cardinal. Miremos lo que tenemos delante: la luna, las estrellas, la sonrisa de quien está a nuestro lado. Qué el salga por dónde quiera! O que no salga, da igual.