domingo, 30 de julio de 2023

Un doce

 Creo que me voy a morir. Que el médico te pregunta eso de del uno al diez cómo es el dolor y tú respondes once. Y piensas: jódete. Pero la que se jode eres tú porque es tu cuerpo y porque no lo ha oído y porque es una cosa como de parvulario. La verdad es que necesito el tratamiento. Necesito que me ayuden a dejarlo. Porque el dolor a veces es un doce. Como hoy, por ejemplo. Y no sé si lo han notado pero no hay agua y me muero de la sed. Y tengo sueño, pero no puedo dormir. Y el día de la lluvia de estrellas me han puesto turno de noche en el sótano sin ventanas del manicomio. Me porté como una hija de puta y me tienen castigada sin tele, sin teléfono y sin internet. Le tiré las gafas a la cabeza a un imbécil mentiroso por decirme que no tenía puntería y le abrí la cabeza, con el resultado nefasto de que me quedé sin gafas y el imbécil mentiroso ya no me habla. Aunque quedó clarísimo que tenía puntería y una fuerza descomunal. Aun así, creo que he salido perdiendo. Me gustaba el imbécil mentiroso. Y sin gafas no veo. Así que ando a tientas, todo está brumoso, la boca seca, sin nadie con quien hablar, nada que hacer, puertas cerradas por doquier, dolor de pecho de la pena, de manos de lo mío, de cabeza por estúpida. Miedo a que Dios exista y me haya visto. A que los extraterrestres esos que hay por aquí cerca me hayan visto y que cuando bajen a sacarnos de este desierto vertedero lleno de cucarachas y locos, no pase la criba y me dejen en este páramo lleno de muertos. Si tan solo encontrase la loción esa que limpiaba los efectos del filtro del puñetero Puck o, mejor, despertase en un bosque el día después de la noche de San Juan y todo hubiese sido una pesadilla. ¿Alguien se viene al cine a ver Oppenheimer? Que eso sí que fue liarla y ya se sabe lo del consuelo de tontos. Iría sola (al cine), pero en primer lugar no quiero y, en segundo lugar, necesito que se me vaya contando lo que pasa porque sin gafas no voy a distinguir a Robert D. Jr. del hermano de Dennis Quaid. Además, creo que me voy a morir.

3 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

Querida autora. Siempre que tardas tanto en escribir ya pienso que me he quedado (una parte de mí) solo en este mundo. Así que cuando vuelves a escribir, aunque sea diciendo que te vas a morir, me alegro. Sé que es triste, pero a estas alturas nos vamos a sorprender de que todo sea negro y triste y lleno de cucarachas, hasta la alegría. Benditos extraterrestres que ya estan avisando a los americanos que, por fin, sí que vienen. (Cosa que Dios no se ha dignado hacer desde que lo anunció allá por ... bah). Aunque por buena puerta vienen a llegar, con lo grande que es el mundo, y lo fresquita que debe estar laponia ahora mismo, por ejemplo. Buen verano. No te mueras. Espera al final de las vacaciones, por lo menos. Y piensa en tu fiel lector de vez en cuando, por si sirve de algo, que lo mismo no, pero me hace ilusión.

Pilar dijo...

Qué bien, R. Cógete un avión, anda, y vente al cine el viernes o el sábado.

Riforfo Rex dijo...

Aún recuerdo la última vez que fui al cine contigo. "Argo", 2012. Con serio peligro de que nos expulsaran del cine por comportamiento escandaloso. Al día siguiente era mi cumpleaños. ¿once años ya? ¡uf!