Ser madre es otra cosa. Eso seguro. Además de que las madres también son hijas. Aunque algunas puede que ni lo recuerden. Hay muchos modos de ser madre, muchos de ser hija, muchos de ser familia. Madres dentistas, madres que van a la oficina, madres que trabajan cuidando de todos, de todo. Se celebra a veces, supongo, el dolor del parto, el sacrificio incondicional, la preocupación sincera. Olvidadas de obligaciones, sin jactarse de los oficios, ser madre es otra cosa, algo contrario a la guerra, a la bronca, a la mezquindad del mundo. La cúpula que protege del mal. Haber dado vida quizás no es suficiente, porque hay vidas y vidas. Estos momentos del año marcados con rojo en el calendario entiendo que vienen como pergaminos donde rubricar tu agradecimiento. Pero hay más que poner un fondo musical y hacer ostentación pública de sentimientos obvios con voces de otros en la nueva plaza del pueblo. Habría que reivindicar el amor quedándose con el intento de ser un buen ser humano. De que tu aportación al mundo que te rodea sea lo más pacífica y generosa posible. De no alterar lo natural que es tener familia, enseñar a respetar, cuidar el verbo, eje vinculante. Dar alegría y abrazos y poner las menos normas posibles. Nacer, dar vida, amar sin más, dar paz, pasar lo mejor posible los días malos y disfrutar los buenos. Sentirse querida y respetada. Desde el nacimiento hasta la muerte. La madre desea que no te haga daño el mal que circunda, seas quien seas, que nadie te hiera, que acabes cada día ilesa, ileso. Es difícil cuidar, ayudar, alimentar el alma. Ser madre, ser mujer, ser tú con tu vida, llena, sin miedo. Proteger, seguramente. Ver en las otras madres aliadas sinceras. Porque no hay exclusividad. Ser madre es más que una frase. Es activismo. Del silencioso, del que no pide nada a cambio, del que no destruye, ni desilusiona. No necesita ser perfecto ni, menos, parecerlo. Si algo merece ser celebrado, si algo necesita aclaración y reconocimiento es el amor limpio y verdadero. Así que sí. Un día o los que haga falta.
1 comentario:
«La madre desea que no te haga daño el mal que circunda, seas quien seas, que nadie te hiera, que acabes cada día ilesa, ileso». ¿Y cuando llegas al punto contrario? La hija se comporta un poco madre, un poco regañona, un poco consejera, un poco amor del que es pegajoso ya seguramente... Y por supuesto la genial, la magnífica, la maravillosa posibilidad de hacer piruetas lingüísticas del tipo: «mamá, hija,...».
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