Era entonces cuando todo estaba perdido, cuando era y estaba sola y la insensatez del mundo me dejaba muda. Entonces era que el mundo del revés me dejaba sin memoria, cuando las piedras azules se desvanecían, cuando estaba tan lejos y las eses no me querían ya y los peces me evitaban y era un mito sin máscara. Sola sin clarividencia, sin recachitas donde resguardarme del dolor ajeno, sin un cuerpo que fuese recuerdo y consuelo. Sin zapatos que me entrasen. Sin novelas ni poemas. Sin nada más que recuerdos y puestas de sol y risas genéticas, risas de nacimiento, risas gratis, risas de ingenio, risas sin prisa, risas aceleradas, risas nostálgicas. Desnuda excepto de risas. Y era entonces que solo quedaba el mar, enorme, gigante, ahí enfrente, retándome, calmándome. Era entonces que, borroso, te recordaba. Bohemio. Imposible. Sin brazos que me abrazasen. Era yo sin impostura. Entonces.
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