lunes, 6 de agosto de 2012

Desierto



Yo, que apenas he vivido, podría fingir haber confiado en un hombre, persiguiendo algún goce animal, sabiendo que no sirve de mucho hablar; podría soñar con ruinas y caravanas de beduinos; el calor y el temblor del paisaje embustero; la tormenta de arena y la sed; la pérdida de la memoria, los labios ulcerados, llenos de costras y llagas resecas; la mirada perdida; abandonada por todos, esperando el cese del pesar, de la angustia y del miedo; consciente de lo terrible que es vivir mientras las horas se eternizan en la resistencia de mi cuerpo a la mera nada que espera, como un alivio, el momento en que la tormenta se disipa y queda el espectáculo deslumbrante, punzante, dorado, inefable del sueño.

Automat-Edward Hopper


1 comentario:

Anónimo dijo...

Puedo ver el desierto, sin embargo, es todo lo que puedo ver.