Yo, que
apenas he vivido, podría fingir haber confiado en un hombre, persiguiendo algún
goce animal, sabiendo que no sirve de mucho hablar; podría soñar con ruinas y
caravanas de beduinos; el calor y el temblor del paisaje embustero; la tormenta
de arena y la sed; la pérdida de la memoria, los labios ulcerados, llenos de
costras y llagas resecas; la mirada perdida; abandonada por todos, esperando el
cese del pesar, de la angustia y del miedo; consciente de lo terrible que es
vivir mientras las horas se eternizan en la resistencia de mi cuerpo a la mera
nada que espera, como un alivio, el momento en que la tormenta se disipa y
queda el espectáculo deslumbrante, punzante, dorado, inefable del sueño.
Automat-Edward Hopper |
1 comentario:
Puedo ver el desierto, sin embargo, es todo lo que puedo ver.
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