viernes, 10 de agosto de 2012

Vagabunda y extranjera


Yo, que apenas he conocido la ciudad ni el campo, que desconozco los misterios de la simiente y los ladrillos, que espero despierta en la noche ladridos y aullidos, música de chicharras y grillos; que, sin salir de este laberinto, he imaginado las guerras y los partos, la mezquina condición del hombre y sus juegos; que, sin marchar, he vagabundeado; y, junto con otros mendigos, he bailado, tocado la flauta, robado; que he dado masajes en salones de té en mi época extranjera; que nadé en una playa de Tailanda donde los dioses escondieron el paraíso y su secreto; que, confusa, he vivido mil vidas todas falsas, todas plenas, soñadas en el bosque o en sucios locales, rompiendo la promesa de ser yo, vagabunda y extranjera.

Linguaggio dei corpi-Pier Toffoletti

4 comentarios:

Calamardo dijo...

Quien no tiene sueños en verdad no vive. Hermosa confesión de una soñadora.

Anónimo dijo...

Tú, vagabunda y extranjera, ¿por qué arrojas al arroyo tu última moneda? ¿Qué mecanismo ignoto te impele a perder parte de tu ser rociando -¿sobre quiénes?- la preciosa metáfora de tu intimidad? ¡Ah, el misterio poético envuelto en tinta negra!

Anónimo dijo...

Terrible y poderosa la tentación de soñar más de lo que se vive, ignorando la simiente y las chicharras.

omar enletrasarte dijo...

un extraño autoexámen
saludos