domingo, 16 de junio de 2013

Juan Rulfo (II)

Rulfo mató al hermano equivocado. 
Era difícil diferenciarlos. 
Llegaron en primavera. 
Montando un gran escándalo.
Arreglaron el piso de arriba 
a martillazos 
a base de gritos 
dolidos y desbocados.
Ambos tenían el mismo rostro 
desencajado.
Ojos salidos y huecos 
donde otros tienen pómulos marcados.
Uno tenía un pájaro extraño,
graznaba de la mañana a la noche
con un canto desvaído y desacompasado.
Gritos roncos de colores verdes y pardos.
El día amaneció cansado
de la noche de golpes lamentados.
Ya habrían colgado estantes y cuadros
de perros jugando al golf y gaviotas
torpes
se estaban ahogando.
El hermano soltó al pájaro.
Uno de ellos salió en su busca, 
llorando.

Sirenas- André Masson





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