viernes, 20 de marzo de 2015

"No me queda otra alternativa que decir que abundan los mediocres", Paco dixit.

Yo no lo conozco a usted y usted no me conoce a mí. En esto, estará usted de acuerdo en que estemos de acuerdo. Como un punto de partida. Como un principio que no promete nada ni niega un futuro ni tanto así un pasado, perfecto o, más bien, no. Así, y hasta este punto, habrá notado usted el ritmo placentero y cortés de mis afirmaciones, en presente histórico, por decir algo.
Yo no sé nada de usted ni de su Jekyll. Ni del mío, en realidad. Es el pacto, la convención, el acuerdo civilizado. Ninguno conoce a su Jekyll, ninguno está en disposición de hacerse responsable de sus actos nocturnos y oscuros, marginales y antisociales. Porque esa es otra, somos sociales, usted y yo, digo. Entes, seres, criaturas que viven en sociedad cumpliendo cada una de las convenciones estipuladas aquí y ahora (nada que ver con las de las demás coordenadas, que no somos físicos nosotros precisamente). Y usted en su silla y yo en mi ruido moderado somos buenos vecinos, prometedores padres, pastantes omnívoros, hijos, esposas, nietos, padres, tíos y primos, sobre todo esto último. Y quedamos, compramos, regalamos, acumulamos y nos quejamos entre risas aquí y allá, mientras envejecemos sin dejar de sentir the soil falling over our heads. Vaya, ya sabe, todo se acaba y no sabemos qué hicimos en nuestras noches hipnóticas, overdosicals, fantásticas. Y por doquier cambio de código y mentiras realmente divertidas, novelas con premios y buenas críticas que no dan para una buena hoguera, el Quijano, el Guiller, Dora y las margaritas, Dorita y las matematicas, faldas levadizas, barcos que valen una pasta, la vida hecha de viajes que nunca usted se permitió blindado en unas ideas basadas en una triste falacia. Oh la argumentación y sus maravillas. Como el rimell que no se corre, como el bótox que no se consume, como el bastón con un pincho en la punta y una petaca en el puño. Tantas cosas que usted debe saber y yo debería admitir saber y aún no sé ni quién es usted ni, menos,  quién sea yo. Y así con una polisíndeton que ya cansa y años que ya bastardean a la luz del mediodía y penas secretas y quejas proliferadas y elecciones a cada paso y casas sin pagar o pagadas mas apagadas, somos usted y yo dos desconocidos que ni ganas, pues el esfuerzo no rinde la ganancia. Así, cuando su Jekill se encuentre con el mío en la noche de la destrucción y los extremismos, no nos reconoceremos en lo que creemos, nos reconoceremos en lo que somos y, al salir el sol, ya por Antequera, ya por Ronda o el puto Vélez-Málaga, nos consumiremos en la absurda normalidad de nuestros Hydes despeinados, confusos y avergonzados, con un punto de maldad ínfima aún en sus ojos ensangrentados, preguntándose cada cual para sí qué demonios hace este cuchillo jamonero en mi mano.

Por otra parte.... hagámoslo entretenido, divirtámonos, seamos sinceros... bueno usted no existe, lo haré yo por los dos. Realmente un personaje de un barrio mediocre, de un sitio sin puertas ni ventanas, donde salir puede costarte el ojo que te queda, tiene el valor de admitir cierta inquietud no animal ni violenta sino todo lo contrario y, tras sentir una vez más que le rompen las piernas, tras ganarse el enésimo mote, la enésima humillación y subsecuente bronca de la madre normal que no entiende ni comprende, escribe en papel del wc un poema precioso, único y tan brillante que nadie cabalmente en el mundo que usted y yo conocemos valoraría jamás, y lo envía por la terraza dentro de una no tan imaginaria botella de Fontbella en busca del Sur y, detrás de él, se lanza así como para salir en un diario digital al minuto y medio.

1 comentario:

Aquel señor del fondo dijo...

Pero la madrugada llegó siempre
con su fusil a ciegas preparado
para segar la vida de los hombres
o la ilusión nacida en nuestros vasos.
Y cuando fue creciendo la mañana
nos quedó solamente nuestro asco
y una sed infinita, y la vergüenza
de nuestro propio aspecto de borrachos.
(Carlos Álvarez, que no sé quién es)
http://antologiapoeticamultimedia.blogspot.com.es/2014/04/alguna-vez.html