Anoche
fue la última noche
que muestro mis cartas
un lenguaje pueril
como el sentimiento
un lenguaje pueril
como yo
una cabeza fingiendo
estar asida a algún cuerpo
fingiendo alegría
fingiendo control
locuaz cabeza
perdida
verborrea sinsentido
las reglas del juego
que todos saben
menos yo
las reglas del silencio
del secreto
de la masturbación
del ostracismo
de la autocompasión
he roto promesas
y me he roto en parte
voy dando tumbos por la noche
que alargo hacia la tarde
y ahora busco este papel arrugado
donde están escritas las siete reglas
las normas
leyes invariables
del comportamiento humano
no son tablas, es un papelito
doblado y crujiente
que venía en no sé qué caja
de pastillas de colores
y pongo la casa patas arriba
y así se nota menos el desorden
y el descuido
las pelusas que me miran
las cuartillas de poemas
atrincheradas bajo la cama
escapando de la quema
aparece todo
menos las instrucciones
así parece
así creo que parece
que va a ser así
siempre jugando
a un juego del que desconozco
la finalidad
el cómo
el cuándo
y el por qué
luego entonces ayer
no fue el último día
que me equivoco
que destruyo lo que soy
que enseño mis cartas
con un lenguaje pueril
1 comentario:
Los juegos con reglas arbitrarias y siempre variables son duros de jugar. No se pueden jugar usando la razón, sólo sirve el instinto para no ser inmediatamene derrotados. Cualquiera puede adiestrarse en el uso de la razón, pero el instinto no se aprende.
Me ha gustado el poema, me gusta la forma en la que se expresa la idea.
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