domingo, 4 de diciembre de 2011

Requiem for a Dream

Un sueño muerto. Uno de esos que empezaron siendo de aire y se materializaron y en el ardor se derritieron y pasaron a ser fluido; dulce, espeso que nos recorre de pies a cabeza, que es como miel que nos cubre; que por algún lógico proceso químico se deja lo substancial en nuestra piel y queda en una ligerísima liquidez que se escurre gota a gota hasta llegar a aquel desagüe por donde cae para siempre. 
Cierta parte ya había sido llevada por el viento en forma de vapor de sueño; pero por lo muero hoy es por el sueño líquido que se fue por las tuberías al inframundo, al lado retorcido debajo del suelo, donde nada perece del todo, pero se pudre y toma un color sucio y un olor hediondo. Y hasta en su conciencia de la no vida aparece el impreciso brillo de la vergüenza, la autocompasión, el deseo imposible de desaparecer del todo. Como aquella parte de él mismo que se evaporó, como aquella parte de él mismo que se disolvió en nuestra piel.

1 comentario:

omar enletrasarte dijo...

un doloroso decir
saludos