martes, 1 de febrero de 2022

frenesí mediático y encuestas de satisfacción

Tras copiosa comida y, quizás, alguna copa de vino, hay auténtico amor, subidón endorfínico. Y después, eso de hablar. Y ocurre que todos coincidimos en que esta es la mejor época "ever" del mundo. Con sus cosas, sí, pero mejor. A ver. Quitando los 80 y 90 en España, que el mundo, plano, redondo o con forma de balón de rugby, es muy grande y adolece de igualdad, homogeneidad, digamos ecuanimidad y comportamiento unánime. En fin. Las comidas acaban con muchas copas. Pero, y a lo que iba, esta época es cómoda por aquí y según a quien preguntes, porque no hay guerras, ni muchas barbaridades; tenemos Netflix, la depilación láser, Google que te dice todo. Un lujazo. En invierno, además, ya no hace frío y todos hemos llevado al punto limpio los paraguas. La cerveza de marca blanca está riquísima, la verdad. Y la borrachera te sale por nada... Peeeero está eso de las encuestas. Que menudo coñazo y vaya injusticia. Antes hacías tu trabajo, como fuera, y ya. Te ibas para tu casa y, salvo comentarios chismosos de un microcírculo de conocidos, todo era normal. Ahora no. Y no pasa nada, de verdad. Pero hay una mierda de selección que no nos parece justa. Teletrabajadores, carteros y otros repartidores, profesores, dependientes (y dependientas), y otros gremios se ven muy perjudicados en pos de la Calidad. Cuando todos sabemos que hay mucho cabrón que opina a mala leche para joder pase lo que pase, hagas lo que hagas. Y decimos en estas sobremesas que acaban a las 3 de la mañana, cuando no sabes lo que debes y te clavan por mamón, decimos lo que empezamos a pensar. Que igual debería de haber encuestas, si es que hay que hacerlas, para otros menesteres. Por ejemplo, los hijos sobre los padres y viceversa. O tras un encuentro sexual. Que te llamasen a preguntar. Y cómo ha estado su pareja. Con sus ítems, coño. Duración, pasión, entrega, dureza, blandura, suavidad, besos, tacto, gusto, olor y vista, cuestiones de extrarradio, éxito y culminación de la empresa. Yo qué sé. Y, al final, puntuar la actuación global: satisfacción del 1 al 5, siendo 1 poca o ninguna, borrar contacto, y 5, la hostia, repetiría todos los días, mucha mucha mucha, muero de amor. Algo así. No sé si me entienden. Que lo importante queda sin evaluar. Y, así, tras cuarenta cervezas (según el camarero), y con casi todo el tabaco del cartón que compramos a las 12 de la mañana finiquitado, toca irse dando bandazos, con tantas preguntas en nuestras cabezas, con la única ventaja de haber digerido las tapas de callos, pulpito frito, mejillones, que es la época, y tantas grasas como se ha impuesto por casualidad en la barra de un bar del que te marchaste hace 13 o 14 horas... Ya. Yaaaaaa. Lo del frenesí mediático... pues que lo escuché en la tele el otro día y me moló. Nada que ver.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A la hora de la verdad, querida Pili, de nada vale que te den la máxima puntuación en una encuesta de satisfacción si luego no quieren volver a repetir la experiencia. ¿O damos a conocer nuestros resultados para los potenciales nuevos usuarios? No hay nada nuevo bajo el sol. Ya nos encargamos antes de alabar las proezas de nuestros amantes cuando yacíamos sudorosos y exhaustos a su lado y ellos se encargaban después de hacer "públicos" esos encuentros "íntimos" o incluso anotar nuestra puntuación junto a nuestro nombre o "nick" en una agenda repleta de otras pasadas aventuras junto a las futuras y contrastar sus opiniones con las de sus amigos.
En este mundo, donde la oferta es tan amplia, ¿quién te asegura que estás tomando una buena opción y que la siguiente no será mejor?
Y después de haber probado el servicio de cientos de restaurantes y tabernas, tal vez descubrimos que es más sano, más barato y más seguro quedarse en casa y prepararse uno su propia comida.

Pilar dijo...

A ver, querido anónimo, estaba de coña, claro. Y estoy medio de acuerdo con lo que creo que dices. Menos en lo de las tabernas. No. Por ahí no paso xd

PD: Y, sí, las encuestas de satisfacción se hacen para ser publicadas a modo de estadísticas para que los futuros usuarios sepan a qué atenerse. ¿O no buscamos la puntuación que les han dado los comensales a un restaurante antes de ir?

servicios autopersonales dijo...

Yo de esas cosas no entiendo, soy más de paja, pero convertirlo todo en una competición... no sé, me parece una degeneración. Lo de los restauantes está bien, por salir y eso, pero como comer en casa, y guisando yo, no hay nada.

Anónimo dijo...

Quizá algún día entendamos que lo que es bueno para otro no necesariamente tiene que ser bueno para ti.
La verdad es que no me veo yo valorando las prácticas amatorias de mis amantes porque cada uno te satisface de una manera diferente: unos con sexo, otros con cariño, otros con comprensión y otros llenando ese oscuro agujero de la complicidad que nada tiene que ver con el físico.

Anónimo dijo...

Hablabamos de evaluar y comparar, no de competir. No es lo mismo.

Anónimo dijo...

Pero aunque no me considere muy competitiva, un poco degenerada tal vez.

Anónimo dijo...

Pues sí que los items de la encuesta de satisfacción serían complicados de establecer.

Pilar dijo...

No veas qué melón se ha abierto aquí XDD