martes, 12 de abril de 2011

Fuego

Anita Kreituse-Birth of fire

Si tu palabra valiese algo,

te haría prometer una cosa.

Algo fácil,

sumamente fácil.

Sencillo, incluso ingenuo.

Que quemases cada vocal,

cada punto,

cada puta coma,

cada maldito interrogante.



Dalos al fuego, rogaría,

y tú no me responderías.

Y aun yo quedaría conformada.

Nada borra lo pasado.

Pero ¿qué no purifican las llamas?



De todos modos, ese esfuerzo sería baldío.

Como todo esfuerzo por ti.

Inútil.

Menos que cero.

Menos que el aire.

Menos que menos.

Jamás te pediría nada.

No hay manera de que pase esto.

Tu palabra no vale nada

y mi arranque traería más de lo mismo,

más decepción,

más desencanto,

más pérdida del tiempo de mi vida.

Remover el dedo en la herida

para nada.



Hoy no puedo evitar odiarte,

desearte grandes desdichas,

desventuras y penalidades,

que consigas un trabajo en una fábrica de vasitos,

que tengas hemorroides, halitosis y enfermedades.



Pero, cuidado, mañana haré algo bueno:

inventaré un vacuna,

pararé una guerra,

bajaré a un gatito de un árbol.

Algo altruista, bondadoso,

grande,

generoso.

Que nivelará mi karma,

expiará mi culpa,

disimulará mi lástima.

Algo que me redima y salve mi alma.

2 comentarios:

Pine Apple dijo...

Cómo me gusta:)

Julio Genissel dijo...

Me gustó. Excelente la frase del comienzo. Sin embargo, a mi me hubiese gustado más que la ira continuase en "estado puro" durante todo el texto. La compensación del odio y los malos augurios del final me resulta innecesaria. Cuando los sentimientos se equilibran pierden peso. Igual me gustó mucho. Un abrazo.