lunes, 25 de abril de 2011

A perfect day

Hoy un vendaval helado dejó sin techo a miles de camboyanos. Manifestantes represaliados y disidentes torturados abiertamente en Siria y, algo menos públicamente, en otros muchos lugares. Eclipses de sol y partos múltiples. Se triplica la venta de sillitas de bebé para autos deportivos, cae la de profilácticos, aumenta la de autoadhesivos.

Una señora ha limpiado tres veces el mismo cuarto de baño. Sufre de insomnio, amnesia y pulcritud extrema. Se peina en el fregadero para que no caigan cabellos en el repulido piso. Obliga a marido e hijos a nadar sobre bayetas. Los chicos se divierten. Patinan sobre una resbalosa y nívea superficie en su aventura diaria al regreso del colegio. El marido, cansado de excentricidades, hoy pisa el suelo aún calzado porque le sale de los cojones.
Es, al parecer, la gota que colma el vaso. El vaso de él, el vaso de ella. Todos los vasos colmados. Ella tiene una visión de agua rebosante mojando, encharcando el seco y pulimentado parquet. Y grita de angustia, horror, frustración y rabia. Los niños se asoman. Ven que no ha pasado nada. El pequeño se asusta; los mayores sacan los móviles y se ubican estratégicamente en busca de la escena doméstica del mes en youtube. El padre a medio desvestir sale a pedir silencio, moderación, contención, compostura. Con indisimulada impaciencia le pregunta si se ha tomado las pastillas esta mañana.
-¿Qué insinúas?
-“Qué insinúas” no es una respuesta. ¿Has o no has tomado tu tratamiento?
-Estás tratando de cambiar de tema: has manchado el suelo, has destrozado el trabajo de todo mi día en un gesto de egoísmo infinito. Es como si yo fuese al bufete mañana y formatease el disco duro de tu ordenador, o revolviese los papeles que observante has archivado de forma ordenada y pulcra. ¿Te gustaría?

El marido se da media vuelta y sigue con su desvestirse contando hasta diez y respirando profundamente como le aconsejó el doctor. Se mete en la ducha, cierra la puerta y comienza a fantasear con su secretaria a ver si consigue relajarse de una vez. La mujer desde el pasillo le advierte que cierre la mampara que no quiere salpicones en el suelo, que cuelgue bien la toalla, que no inunde todo en vapor que después queda el espejo empañado. Él ya no la oye, gracias al agua corriente y a un mecanismo desarrollado recientemente en el varón civilizado del primer mundo y que aún está en estudio.

La autopista colapsada en la operación retorno tras las vacaciones de Semana Santa. Cinco suicidios en dos semanas en el mismo bloque de apartamentos apuntan a fenómenos parapsicológicos. Disminuyen los divorcios a causa de la crisis financiera mundial. Se disparan las ventas de videojuegos. Baja la natalidad desde que el gobierno retira las ayudas económicas a la familia. Escapa un tigre de un circo en la localidad sevillana de Utrera y devora a seis novilleros de la misma familia. El ayuntamiento declara tres días de luto.

2 comentarios:

Pine Apple dijo...

Alguna vez me gustaría poner algo así como: me encanta tu realismo posmoderno y tu dominio de tal y cual pero en realidad es que me ha gustado mucho el relato simplemente y no voy a aportar nada nuevo :D

Anita Dinamita dijo...

Me gusta mucho. En medio de la vorágine entra una historia tan real, para luego seguir fuera otra vez.
Muy bien narrado, muy bien lograda la atmósfera opresiva de la mujer obsesiva y del mundo de hoy...
Abrazos