lunes, 20 de mayo de 2013

Mi propio personal infierno


No hace falta estar muerto para ir al Infierno. A veces, basta con abrir los ojos por la mañana y atravesar la membrana que te separa de los ríos de lava. Muchos ya habitan en un sitio que excede lo aterrador y cada día y cada noche se enfrentan solos a monstruos en tierras de horror. Algunos ni siquiera están seguros de tener tierra bajo sus pies y, confusos, ignoran lo que pisan, si agua, vapor o barro, sabiendo que las arenas movedizas son transporte a otro nivel de Lo Mismo, un lugar hecho a la medida de miedos aún desconocidos.
Siempre que alguien cree que el infierno que habita es único y suyo, este muta hacia un lugar más terrible, frío y solo, más espeso, oscuro y turbio, con más dolor y más crueldad, hediondo e insoportable desde dentro. Esos que habitan el Infierno en sus corruptas moradas, en las ciudades quemadas, en sus cabezas perturbadas, en sus cuerpos mil veces destrozados, en los países malditos donde moran como seres eternos los que debieran estar muertos, saben que en su propio y personal infierno solo pueden estar en secreto, pues el infierno verdadero es intolerable y ajeno y nuevo y se va descubriendo... Y así como allí no se puede estar muerto, uno no se puede acostumbrar a estar en el Infierno, ya que entonces sería soportable: sería desagradable y molesto y doloroso y estos son adjetivos de la moderación, de la que nada sabe el verdadero infierno. Entonces, si tienes un lugar al que llamas tu propio y personal infierno, entérate bien que no estás ni de lejos en el lugar que te aguarda y que tarde o temprano se abrirá paso entre la espesura de la niebla que en todas las esquinas de las vidas miserables espera, el lugar del que saldrá algo indescriptible que convierte las palabras en velos negros invisibles y que se instalará para crecer y crecer y ocupar todo el espacio incluyendo tu cuerpo y el aire que necesitarías para respirar y, una vez dentro y por doquier, explotará.

3 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

¡Uf!

Pilar dijo...

Hay que leerlo escuchando la música.

Unknown dijo...

Existen excesivos infiernos naturales y sería más pertinente evitar construír el propio.
Cuestión de no aferrarse demasiado al ego.
Lo molesto pasa y de no pasar te toca vivir con la aceptación.
En la infinitud siempre hay puertas de salida.
Antes que buscar la felicidad se requiere encontrar la paz.
Siendo así la primera puede resultar innecesaria.