jueves, 6 de enero de 2011

Todo es raro en Edimburgo. En el día más frío de la historia, cuando los autos se paran congelados y el piso convertido en resbaladizo espejo refleja el albísimo cielo. El relojero se afana en arreglar todos los relojes para que el tiempo no se detenga; será su misión del día de hoy y puede que siga así por siempre.
Los ciudadanos no pueden ir a trabajar: las puertas están bloquedas por la nieve. Según barrios, el frío cala los huesos, el día se hace eterno, duele el segundo sostenido en que todo se detuvo. Tantos al unísono se preguntan cómo es posible que la vida sea tan corta cuando algunos días son tan largos que Dios siente la tentación de contestar.
Ayer fue perfecto. No sentí hambre ni hastío, no hubo sombras acechando, no perdí nada que no quisiera perder. Ayer, doloroso contraste, tuve calor y jugué en la calle y hablé sobre las galaxias que planeo visitar. Me trajiste a casa ya al atardecer, aún el sol calentaba mi espalda cuando nos despedimos. Después empezó la tormenta.
No poder salir significa no verte. Me asomo mil veces a las ventanas. Tengo tres. Abro y cierro las cortinas como si de eso dependiera que tú desafíes la tempestad y te acerques a mí. ¿Te arriesgarías solo para cruzar unas palabras, unas caricias, largos besos?
La respuesta la sé. Ojalá no la supiera. Preferiría mil veces un incendio que lo arrasara todo. Quedarme sin techo bajo el que cobijarme. Vivir para siempre en la calle.

5 comentarios:

Pine Apple dijo...

Edimburgo es negro, hace frío y no hay persianas y el diablo se aparece en la cima de Arthur's seat. Es la ciudad ideal para un relato así.

Pilar dijo...

Se tragó a una amiga mía hace unos años y lo odio por ello.
Cambiaré persianas por cortinas :) A mí me vuelve loca que no pongan persianas!!

Pine Apple dijo...

Yo también la odio un poco. Lo de las cortinas es terrible en verano, cuando anochece a medianoche y amanece de madrugada.

Luna dijo...

Buenas tardes. No conozco Edimburgo,
pero la historia me gusta. Imagino que él desafía todo.

Saludos.

Pilar dijo...

Ay, Luna, qué romantica! Tal como lo veo yo, él no arriesga nada de nada por nada. Pero es solo un personajillo y no se le puede pedir más de la cuenta. A su creadora es a quien habría que preguntar ;)