domingo, 5 de junio de 2011

I want you



Sí, pequeño, me desnudo por ti. Por llamar tu atención, me dejo las persianas abiertas. Por tenerte pendiente de mí, salgo al balcón a fumar a medio vestir. Para parecerte interesante hago que leo poesía en el parque mientras se columpian los niños de mi patrona.
Porque sé que vas al banco los martes y tomas el bus, más cómodo y más rápido, cambio mis horarios y me hago la encontradiza en el 24 cada martes a las 10. Cruzo las piernas y dejo que se vean las costuras de mis medias. Soy esa que se te sienta enfrente, que te sigue hasta el café al lado de tu oficina. Esa muchacha morena que te encuentras por todas partes y no respeta tu condición de padre y hombre casado, de vecino educado, de hombre centrado. De puntual oficinista, de pulcro contribuyente. Yo. Me desnudo por ti delante de la ventana abierta e intuyo tu figura tras la cortina. Y sé que podrías ser mi padre y todavía me pones más caliente. Te he oído hablar en el parque, desde el portal, mientras te espiaba, sentada en la sala de espera de tu despacho sin cita ni excusa alguna. Oí tu voz grave y fuerte. Y tus palabras siempre para mí tuvieron significado. Era como si me hablases a mí. Con ese acento que tienes distinto al mío y me parece tan suave y tan imponente. Y te quiero.
Ahora que llamé tu atención y me miras en el autobús y en el parque mientras dejo insinuante entrever mi liguero al agacharme a sonar al nenito de mi patrona. Y me miras tras las cortinas de tu dormitorio conyugal y quiero imaginarme que me piensas cuando haces el amor a esa mujer a la que odio. Me abres la puerta del portal y subes conmigo en el ascensor aunque sabes que no vivo allí ni voy a ningún piso de aquel lugar. Sueño con decirte una sola palabra y que tú me hables a mí como hablas a los demás y que me cuentes alguna cosa, algo que me conmueva y entonces ya no pueda dejarte escapar. Y te diré en ese momento con tus labios a dos milímetros de los míos: sí, pequeño, me desnudo por ti, cada tarde ante la ventana. Ahora no hay bien ni mal. Te haré feliz unas veces y después te dejaré marchar. No sería más ni menos que compartirte, y dejarme darte algo a cambio. Lo que tú quisieras. No hay restricciones en lo que yo haría. Haría lo que fuera porque te quiero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Con que poco que te conformas...

Unknown dijo...

No me parece que la narradora se conforme con poco, espera tomar lo que desea y punto. Sólo eso, que no va más allá.

Muy buen cuento Pilar!!!

Pilar dijo...

Totalmente de acuerdo con ambos.
Patricia, un beso.

Riforfo Rex dijo...

Afortunado señor.