martes, 1 de mayo de 2012

Alas rojas


La lluvia recogida en el moño de tu copa,
como las lágrimas del águila de fuego
            que necesito.

Busco en vano el huevo preñado con secretos
mas encuentro
dioses que se transforman en seres insaciables
—escollos insalvables—,
hediondos dedos lampiños de curas
degenerados,
cientos de héroes acobardados
ateridos de realidad.

No hubo hallazgo valioso en este viaje
y vengo ahora a morir en el hogar.

Aquí estás tú.
Tú, que destilas la gloria,
que guardas en ti los seis cuerpos celestes
y todos los acentos y todos los continentes.


Vuelvo entonces a brindar con tu cabello
            que es como el viento.
Y bebo de tus palabras que son la única magia
            que reconozco.

Me olvido de lo trascendente en tus caricias,
Tótem esculpido en jade que me asimila,
deseo solo arder y ser ceniza.


2 comentarios:

omar enletrasarte dijo...

muy bien creado,
genial
saludos

I. dijo...

leer eso duele!! me gustaría saber cual es tu mago de las palabras y los cuerpos celestes...

firma:
Otro acobardado