en el ágora de la ciudad antigua.
Todas las amenazas y las caricias,
ocultas en las escalas de la plaza:
las danzantes ruinas, flotando en el aire.
Lo que perturba al sacerdote
no es el crepúsculo de sus dioses:
desaparición de los rostros jóvenes.
La destrucción de manuscritos:
incineración del cuerpo sabio.
En un infierno.
Un funcionario anota un número.
Flama natural mas no humana.
Prefiero arder mil veces
a una tan solo ser quemada.
El hombre no escucha,
se atiene a sus ideas.
No trasciende a los recuerdos
de su propia muerte.
Vive en un mundo de ideas.
A la medida del hombre solo su féretro
El cisne canturrea
Precioso día para ser ave de fuego.
Un inmenso abismo se abre ante la palabra muerte
y, sin embargo, un íntimo sentido nos roza
en el instante del olor a sangre
que rezuma serenidad y consuelo.
El misterio se desvela.
Hay una mujer desnuda.
Está de espaldas
no podemos verla.
El misterio se desvela.
Hay una mujer desnuda.
Está de espaldas
no podemos verla.
Nos despedimos de las ideas.
Ideas grabadas a fuego.
Ideas que huelen a humo.
Hacia lo oscuro, en lo profundo,
en la cueva donde habitan
las respuestas...
en la cueva donde habitan
las respuestas...
Mi esposa desnuda (1945) - Dalí |
5 comentarios:
"Prefiero arder mil veces
a una tan solo ser quemada."
Podría convertirse en un lema.
ay..donde habitan todas las respuestas
muy bueno
saludos
"A la medida del hombre sólo su féretro".
Esta frase merece estar en el blog realvisceralista.
Gracias, Piña, Omar, Antonio.
Abrazos.
Se me queda el consuelo de acallar las voces interiores y dejar de hacer preguntas.
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