sábado, 21 de mayo de 2011

Sobre la identidad sexual en el Universo

Lo que se sabe de Marcus D. es poquísimo. Cursó estudios en la Universidad de Tubinga donde conoció al fantasma de Hegel con el que sabemos que tuvo importantes desacuerdos. Fue abducido por vez primera cuando aún era un niño lo que marcó indudablemente su vida personal y profesional.  Sus investigaciones tuvieron una repercusión nula entre los científicos contemporáneos que lo despreciaban abiertamente y son absolutamente desconocidas en la actualidad. A esto se debe que ahora aquí recuperemos la síntesis de las conclusiones ofrecidas a lo largo de su carrera investigadora y recogidas en la publicación de su tesis "Sobre la identidad sexual en el universo" (Augsburg, 1934).

"El Universo es grande y está plagado de formas de vida inteligente. Esta afirmación la hago desde el conocimiento personal y un estudio de campo realizado a lo largo de las múltiples abducciones que he sufrido en mi vida.
Tras una primera impresión deplorable, hubo un tiempo de adaptación indeterminado en mi contacto con los alienígenas. No obstante, mi carácter curioso y mi innata condición de hombre de ciencias me empujaron a aprovechar el dudoso honor de haber sido elegido como conejillo de indias universal para hacer yo otro tanto con mis particulares y eventuales raptores.
Tomé la decisión de estudiarlos en una vertiente que me pareció harto interesante, la sexual, pues fui comprobando a lo largo de los años que sus extrañas apariencias se derivaban siempre e indefectiblemente de la particular manera de reproducción de cada especie. Asimismo, pensé que mi experiencia sería de gran provecho a los seres humanos a quienes pudiera parecer inverosímil la cantidad de modos sexuales que operaban con efectividad por el universo circundante.
De este modo, cual naturista accidental del s. XIX, fui tomando nota de lo que observaba al mismo tiempo que interrogaba disimuladamente a los seres más receptivos e incautos con los que mantenía los encuentros hasta serme posible redactar una lista con los que he dado en llamar "Sexos del Universo".
A continuación, hago referencia a algunos de ellos, con sucintas explicaciones sobre cuestiones no del todo obvias para los legos. Para ayudar a la inteligibilidad de mi explicación, parto de los modos reproductivos terráqueos y los dos sexos por excelencia del planeta tierra: hembra y macho. Aunque es cierto que esta dicotomía es una combinatoria ideal que se repite en gran parte de las especies, no reflejan en absoluto la variedad de la naturaleza en tan importante misión.
Como era de esperar, sobre todo en las hembras, hay formas diferentes que, en muchos casos, facilitan el coito; así los cefalóginos y los ginópodos. Y, si bien se trata de un tipo de modo reproductivo excepcional al hibridar condiciones vegetales y animales, los fanerógamos, los cuales usan bien de la visibilidad de la preciosa flor que en las hembras es reclamo inconfundible para los machos de la especie y cuya fecundación se hace esencialmente en los meses cálidos a la caída de la tarde.
Algunos tienen un tipo de reproducción menos sofisticado aunque igualmente eficaz: protocelulares, citoplasmáticos,...
He de señalar que encontré numerosos seres polisexuales y multisexuales, lo cual en principio me pareció un modo muy irónico y antieconómico de ir contra la lógica natural y, no obstante, pasada mi primera reticencia, comprendí que el que sus entes pudieran ser ora machos ora hembras ora alguna otra cosa aumenta las posibilidades de desarrollo de una especie. Precisamente por ello hay en la naturaleza una admirable propensión a lo que entendemos por hermafroditas, aunque no como anomalía sino sistemáticamente. Paralelamente, el sexo neutro existe en los seres que son macho o hembra dependiendo del contexto.
Sin embargo, los polisexuales comprenden otras posibilidades que, en principio, no tienen situación análoga en nuestro planeta. Muchos utilizan la anastomosis (unión de los seres que entran en contacto sexual, y fusión de ciertas partes de sus cuerpos, por las que los gametos se encuentran). Y tras producirse la fecundación y -lógicamente- la separación de cuantos seres (que llegan a veces a los doce) se hayan ayuntado, todos se reproducen a partir de la clonación.
En este punto destacaré que algunos de los que se reproducen a partir de la clonación natural tienen morfología amebal, y suelen ser poco interesantes intelectualmente.
De otro lado, también me sorprende el mimetismo de los entes epicenos, que en apariencia son masculinos cuando se trata de hembras o viceversa, sin excluirse la posibilidad de coincidencia entre la apariencia y la realidad. La confusión de sexo de los epicenos hace que la interacción reproductiva de estos seres se haga entre un conjunto bastante numeroso de entes con la finalidad de que las posibilidades de fecundación sean mayores. En esta manera actúan tanto ovíparos como vivíparos de la galaxia de Andrómeda, por ejemplo.
He de mencionar en esta síntesis la imposibilidad de etiquetación sexual de algunos entes cuya forma de reproducirse me es absolutamente desconocida y, sin embargo, me consta que lo hacen; así, la denominación "sexo por determinar" recoge esta parte de seres cuya extraña forma de comunicarse y la total falta de interés y respeto hacia mi investigación hizo imposible sacar ninguna conclusión.
Para el final he dejado a los entes asexuales. Su existencia me era del todo desconocida hasta hace poco por lo cual los incluí milagrosamente en este estudio. Las consecuencias de la existencia de seres asexuales en el Universo tiene unas repercusiones ontológicas sin precedentes y por ello procedí en mi investigación a la exploración detenida y personal de cada uno de estos sujetos para asegurarme de que efectivamente no tenían sexo ya que, como se les habrá hecho evidente, esto quiere decir --nada menos-- que son ángeles y que este estudio científico ha de conceder un espacio al misterio de lo inexplicado entre las realidades innegables de nuestro universo, i.e., un ser omnipotente anda detrás de la vida estas criaturas.
Para acabar, y como no podía ser menos en un estudio bien redactado, coherente, serio y científico, he aquí las conclusiones más destacadas: a) he de admitir, no sin cierto disgusto, que la monogamia no existe fuera del planeta Tierra; b) el sexo en (gran) grupo es la práctica más habitual del Universo; c) la mayoría de los entes realiza el coito de modo intuitivo con seres cuyo sexo desconocen antes, durante y después de haber realizado el acto; d) con este mi estudio la Ciencia ha logrado probar, al fin, la existencia de Dios".

3 comentarios:

Pablo Díaz dijo...

Lo que decía... genial!
¿Esto es verdad? Es muy interesante... me gusta como empieza "las múltiples abducciones que he sufrido en mi vida" no parece que las haya sufrido tanto.
Un abrazo (sin sexo, creo)

Anita Dinamita dijo...

Uy, perdón, que soy Anita desde una cuenta ajena ¿esto me convierte en hermafrodita o algo así?

Pilar dijo...

Hola, Pablo. Verdad, verdad... no sé. Pero no me he inventado ni una "palabra". Habría debido advertir que era menester tener un diccionario a mano :P
Anita, depende, es posible. ¿Quizás epiceno? XD Un beso.