viernes, 13 de abril de 2012

Lobos con piel de cordero o De personas "non gratas" va a estar lleno el mundo en 3, 2, 1...


No hay que desestimar el poder de las palabras: ni por asomo un acto de violencia o una acción, cuya valoración pueda ser falseada por los medios de comunicación al servicio del sistema y/o del que más paga, será más claro que una declaración como la de Günther Grass. De las reacciones o la falta de ellas de unos y otros se ha puesto en evidencia un torrente de miedo que es el que gobierna el mundo, y no solo el occidental. Cada palabra escrita por el poeta tiene sentido y valentía y no encierra nada que todos ya no supieran y algunos ya habían dicho. La intención, además, trasciende al ataque de las mentiras conocidas y silenciadas, pues es un mensaje de paz.
La diferencia y lo que ha despertado el malestar o la algarabía de unos y otros (que evidentemente no saben leer) es que lo dice Günther Grass, un premio Nobel, alguien cuyas palabras van a ser escuchadas por muchas personas. La repercusión de algo dicho por una persona de reconocido prestigio intelectual es algo que temen los que tienen algo que ocultar. El siguiente paso es silenciarlo mediante las interpretaciones bastardas y la difamación.
Lo que ocurre a continuación es peor. La falta de interés del común de los ciudadanos de occidente cuyos gobiernos acogen las mentiras y las miman y alimentan como si de un bebé enorme de sus mismas entrañas salido se tratase. Hace unos días esto fue un arrebato mediático. Después se ha comenzado a olvidar. Ha dado lugar a unas tertulias anoréxicas y al hablar por hablar de siempre. El mismo tono para esto que para las declaraciones del entrenador de un equipo de fútbol.
Coincide que en este tiempo ventoso, amparados por una crisis económica que —quizás— ellos mismos han creado y magnificado, hay un “recorte” de las libertades que incluye, por supuesto y principalmente, la libertad de expresión. Y no es nada que nos sea ajeno pues por aquí ya se empieza a bajar la voz para decir determinadas cosas.


A la capacidad de relacionar cosas diferentes por algunas circunstancias parecidas lo llamamos analogía. Hagamos un ejercicio y asimilemos estos hechos con los que nos rodean en nuestra rutinaria y pequeña vida. No estamos sordos ni ciegos. Podemos aprender a decir lo que debe ser dicho y sin más armas que las palabras justas veremos el mundo cambiar, o al menos los lobos con piel de cordero se mostrarán.


2 comentarios:

omar enletrasarte dijo...

buena nota, lo que me resulta injusto es que debas ser premio nobel para que te quieran o te odien,
debería ser más sencillo ¿verdad?
saludos

Cartaphila dijo...

Nunca es sencillo, Omar, pero creo que ellos, los "grandes" hombres, tienen una responsabilidad y es urgente que se apliquen a ello.
Los demás siempre podemos aportar un grano de arena, no creas. Pero un poeta es siempre la guía, el que puede traernos la mirada nueva...