miércoles, 25 de abril de 2012

Por Nel y por mí


Mientras las autoridades desbarran, nubes negras se ciernen sobre nuestro cielo y todo parece haberse tornado oscuro e incierto, trato de escribir algo que mantenga un aspecto de optimismo. Porque hace mucho tiempo que no lo hago. Porque no quiero poner en tu muro un trozo de tristeza que haga del mundo un sitio aún peor.
Pienso entonces en el momento en que, tras un día de locos, egoísmos y situaciones ridículas, he visto cómo los alumnos tomaban la Facultad. Pienso también en que toda la sensación de desencanto se evapora al leer un cuento de mi hijo de 7 años al volver a casa; en el momento mágico en que me asomo a saludar a Venus que se pone cada noche frente a mi ventana como diciendo “yo no voy a cambiar”. 
Me embarga la tranquilidad. El hogar acalla las voces chillonas de la crispante realidad: me pongo cómoda, leo algo, acuesto a mi niño-futuro espléndido- y regreso a mí, para ver que no hay nada de cierto en todo ese malestar. 

6 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

¡Bien! Bien.

Calamardo dijo...

Gracias por intentar ser optimista.

omar enletrasarte dijo...

al final, se llega al sueño de la esperanza
saludos

Nel Morán dijo...

Menos mal que nos quedamos a nosotros mismos para animarnos, si no fuwera así...

Pilar dijo...

Gracias, amigos por estar aquí :)
Serafín, un fuerte abrazo. ¡Cuánto tiempo!

Anónimo dijo...

Bello atardecer vivificante, y otra vez a la mañana siguiente, desmotivación y agovio. Y así nos vamos en nuestra eterna bipolaridad hasta morir.