sábado, 21 de enero de 2012

Ten miedo

Llevaba tres o cuatro días sin comer. Una dieta de café y litros de cerveza lo mantenían en pie. Era sábado y la mañana era una promesa. Ella estaba contenta y cantarina por allí, le enseñó un libro de relatos que hacía poco le habían regalado. Lo que le estaba gustando. Stanislaw Lem; ruso no, polaco, creo. El de Solaris, sí. Fantástico. Cuando acabes el que tienes, lee alguno de estos. Sonreía despeinada, mientras doblaba unas mantas y llevaba cosas de un lado a otro reorganizando el desorden de aquella casa.
Él miró la dedicatoria. 

-¿Te lo ha regalado ese
-Sí, por qué.
-Está enamorado de ti.
-Yo que sé. Y, si lo estuviera, qué.
-Que no se acerque a ti.
-Estás de broma, claro.
-No, lo digo muy en serio. Te digo que lo mato. Si me lo encuentro, si algún día lo veo... Si ahora estuviese aquí... Te digo que lo mato.
-No hables así. Das miedo.

En su rostro oscuro y enflaquecido, había dos ojos desencajados y una boca medio torcida por la que profería las amenazas. Serio en su ligero y convincente temblor.

-No digas eso. Me estás asustando. 
-Díselo. Dile que como lo vea, lo mato. 
-Para ya, me estás dando miedo.

Él se había levantado, caminaba torpe hacia el baño. Al oír esa última frase, se giró hacia ella que ya no estaba contenta ni alegre ni bonita ni cantarina.

-Ten miedo, -dijo. 

Su mirada clavada en la de ella por un tiempo indefinido. 

-Ten miedo, -repitió, antes de seguir su camino. 

Y ella tuvo miedo.


4 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

Buen relato, impresiona. Recuerda, no sé si por la simplicidad o por la violencia que respira, a Raymond Carver.

Unknown dijo...

Brillante exposición de un instante que aparece pleno de algo más allá del mero dramatismo.

Elisa dijo...

Qué bueno, Pilar, qué bueno. Los comentarios sobran, lo que no sobra ni falta nada es en el relato.

Juanjo Rodríguez dijo...

Fíjate, me ha atrapado de una manera tan real que me he preguntado por la continuación del relato como si la protagonista existiera y empatizara con ella. He pensado "es el momento de alejarse de este tío" y a continuación "¿podrá hacerlo? ¿no será todavía más peligroso para ella que dejar las cosas como están?". Ese miedo que refleja la segunda pregunta es el del título.

Que un texto consiga eso en el lector es una gran señal.