domingo, 11 de marzo de 2012

Apoteosis del alacrán

Como dijo mi compadre Carl tras unas docenas de quintos y unas papas bravas: "Sig tenía mucha razón: el mundo está plagado de chiflados mamones. Anda, paga tú".

Klimt - Sirenas y serpientes marinas




Mentiras y más mentiras. Se viste alegre con suaves faldas, se maquilla mientras mueve sus caderas al son de una música sensual cepillando su larga melena de diosa. Zapatos de 400 euros, más de la mitad de mi sueldo. Si sumo todo lo que cuesta lo que lleva puesto para salir un momento a tomar algo con una amiga no lo pago ni con tres sueldos.
Misterios; todos son misterios. Nada de lo que se nos presenta ante los sentidos es de fiar; son solo indicios de una verdad que va más allá de la realidad. Por eso no me fío de ella.
Después están los telediarios. Los periódicos. Las ediciones críticas. Los poemas pretendidamente crípticos. El expresionismo abstracto. Los idiomas eslavos. El Servicio Andaluz de Salud con todos esos psiquiatras. Todo tan incomprensible, tan indescriptible, tan absurdo, tan falso como ella.
Nos medican para que estemos menos atentos. A los que nos hemos olido algo nos medican. Pero a pesar de todo, vemos las mentiras. Distorsionadas y turbias, como una nube de polvo que se aproxima, que parece espesarse, que ya tienes encima. Dice que va a un lugar, pero nunca está allí. Paso buscando su coche, me asomo por las cristaleras, pregunto incluso por ella. Nunca está donde dice que va a estar. No sé dónde va.
Renuncié a preguntar. Dónde están mis cartas perdidas; dónde vas cuando te vas. Qué hacéis con el dinero que “retenéis” de mi mísero sueldo, sueldo que viene con un plus de hemorroides e insultos: baja autoestima inducida por el trato vejatorio por el hecho de no ser rico e importante; bello e imponente; delgado e influyente.
Soy un eslabón de la cadena, una deforme pieza de metal con conciencia. Hablo con las demás pero son solo círculos sin vida, perfectos aros de metal, orgullosos de su perfecta hechura.
Entre la confusión de la falsa realidad y las sustancias preventivas, sé que soy algo más: algún día me descolgaré de esta serie misteriosa de la que no sé dónde empieza y dónde termina ni cuál es su finalidad. Ese día se romperá la cadena y la maquinaria parará unos segundos. Presenciaré como los otros anillos se transforman, dúctiles, y penetran unos en otros para restituir la falta del “eslabón perdido”. Será como el truco del mago. Como ver cascar un huevo sin que se rompa. Sabré cuán misteriosa es la realidad y testimoniaré lo que en un mundo de imbéciles se podría considerar un milagro o un imposible.
Cómo me desencadenaré y para qué. Es fácil responder. Soy un alacrán que se aguanta curvado para picar pero no estoy en situación de picar. Si este estúpido cuerpo mío cede a mi inteligencia, me estiraré y saldré caminando en mi color negro brillante y mi venenoso y rápido ser. Entonces iré a buscarla. Recorreré calles empedradas por las que me deslizaré veloz y cauteloso, atento a cada mujer de cabello suave y olor a mendacidad, caderas curvas, piernas largas, ojos pintados de azul. Una de ellas será la mía. Y la reconoceré.
Me temo que la escena que encuentre no me va a gustar: me la figuro echada en nuestro coche sin pagar, siendo besada y acariciada por un tipo todo manos, todo labios; dos cuerpos calientes y bien pegados, ella alzando un poco la pierna para acercarlo más. Y si, como he imaginado tantas veces, al acercarme oigo suspiros y pequeños gemidos, no podré evitar que mi aguijón sufra una erección bestial y desahogue su excitación en el cuerpo de ella. La miraré caer como si fuera una serpiente enhiesta de la que el hipnotizador se desentiende. Yo cerraré la cista y la llevaré a un lugar donde nadie podrá tocarla otra vez.
Piensan que la serpiente puede devorar al escorpión, pero ella se descuidará. Y seré yo, sí yo, quien la colocaré en el Lugar. Donde no estará muerta pero del que no saldrá jamás. Ninfa dionisiaca, grandísima zorra, ya lo verás: los misterios se desvelarán.




REUTERS - Athar Hussain

2 comentarios:

Calamardo dijo...

Creo que hay un alto contenido político en este texto ¿No?

Pilar dijo...

Hombre, refleja la actitud optimista y crédula del protagonista y desvela la confianza en el futuro del narrador. Lo de las ediciones críticas sí iba con mala leche :P